jueves, 26 de septiembre de 2013

S.O.S. Adolescencia a la vista

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Suele ocurrir que cuando nuestro hijo cumple los 12-13 años, una serie de cambios en su conducta salen a relucir:
  • Ya no nos cuenta tantas cosas,
  • Prefiere estar fuera de casa que dentro
  • No se sienta a estudiar como antes
  • Está más pendiente del móvil y del ordenador que de cualquier otra cosa
  • Prefiere quedar con amigos antes que acudir a los eventos familiares de los que de pequeño tanto disfrutaba.



Estos nuevos repertorios de conducta y actitudes coge, a los padres “primerizos”, por sorpresa; los desconcierta y en muchas ocasiones, los desanima; pues no saben cómo deben ellos responder ante su hijo: ¿le castigo?, ¿me enfado?, ¿le dejo hacer lo que le apetezca?…
A continuación os muestro un par de situaciones cotidianas con las que seguro, os vais a identificar, en las que ofrezco algunas orientaciones y consejos prácticos:

Situación 1: “Nuestro hijo ha suspendido por primera vez”

Es conveniente hablar periódicamente con el tutor del colegio o instituto de vuestro hijo, pues es quién se reúne con el equipo educativo en las sesiones de evaluación trimestrales y tiene una visión de conjunto respecto a su proceso de enseñanza y aprendizaje.
En el caso de suspender una asignatura, además de hablar directamente con el profesor de área, es muy recomendable preguntarle a vuestro hijo por sus dificultades ante la misma e invitarle a la reflexión. Él mejor que nadie sabe el tiempo que le ha dedicado a su trabajo, lo que entiende y lo que no, y si ha estado atento en clase todo lo que debería.
El problema es que los adolescentes suelen carecer de autocrítica: “el profesor me tiene manía”, “he estudiado mucho y ME HAN suspendido”, “no he estudiado pero cuando quiera la apruebo”… Son los reyes de las excusas por lo que se deberá tener en cuenta que una dosis de realidad y autorreflexión sobre el trabajo realizado durante el trimestre pueden ser claves a la hora de empezar a plantearse la necesidad de trabajar más.
Si el problema persiste o se agrava (más suspensos o repetición de curso) a pesar de esforzarse más, podría deberse a:
  • Una dificultad de aprendizaje (asociada al tipo de asignatura o a las habilidades vinculadas a la misma)
  • Contenidos anteriores de dicha/s asignatura/s que no se asimilaron adecuadamente y son necesarios para comprender los contenidos nuevos (ejemplo: en matemáticas, las dificultades en la multiplicación afectarán al adecuado aprendizaje de la división)
  • Inadecuados hábitos y/o técnicas de estudio.
En cualquier caso, podéis acudir al profesor de área de vuestro hijo para que os comente los problemas que ve él en su asignatura y al orientador del centro, el cual puede realizar una evaluación psicopedagógica más profunda de sus necesidades educativas.

Situación 2: “Nuestro hijo nos pide que le dejemos salir de casa con sus amigos”

Suele ser esta una de las preocupaciones más frecuentes entre los padres de adolescentes, pues a pesar de que ya no les podemos considerar como niños tampoco han adquirido aún la madurez ni tienen la experiencia suficiente para afrontar determinadas situaciones de riesgo fuera de casa.
Los padres debéis ser conscientes que el ambiente nocturno implicará  diversión, expansión y nuevas amistades para vuestro hijo, pero también puede acarrear el consumo de alcohol, drogas, intervención en peleas… por todo, el adolescente deberá adquirir 2 estrategias de pensamiento fundamentales:
-        Evaluación de los riesgos asociados a una determinada situación o conducta.
-        Valoración de las posibles consecuencias derivadas de su conducta, antes de iniciar ésta.

¿Cómo podéis ayudarle a ello?

Abriendo vías de comunicación con él, informándole de los riesgos que entraña el estar fuera de casa, comentándole experiencias vividas por vosotros a su edad…
El tema de la vuelta a casa: Deberá negociarse; aunque vosotros, los padres sois quiénes debéis tener la última palabra. Preguntadle si volverá solo a casa o acompañado, hasta qué hora se quedan sus amigos (podéis establecer contacto con sus padres y con ellos mismos), y además es importante que llevéis un control del dinero que dais y gasta vuestro hijo.
Respecto a salir entre semana, yo particularmente estoy totalmente en contra de dejarlos. Los adolescentes deben ir aprendiendo que la vida (presente, y futura que les espera) tiene días laborables y días festivos.
Respecto a salir en fin de semana o festivo, deberá ir en función del esfuerzo realizado durante la semana; es decir, si vuestro hijo ha sacado malas notas, os han avisado del centro educativo reportando conducta inadecuada o disruptiva, o no ha realizado las tareas encomendadas en casa (limpieza, orden, compra…) se puede utilizar la salida del fin de semana como moneda de cambio (consecuencia positiva o negativa en función del cumplimiento de tareas).
Puede parecer artificial emplear este tipo de negociaciones con vuestro hijo pero recordad esto que os digo, el lenguaje que mejor entiende el adolescente es el ”premio-castigo”, siempre y cuando sea:
  • Consecuencia de la conducta realizada.
  • Proporcional y próximo a la conducta realizada.
  • Acordado previamente con vuestro hijo.
  • Conductual, nunca emocional (prohibido emplear el chantaje emocional y la retirada de cariño)

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